miércoles, 8 de diciembre de 2010

DESCARTES

En la fría noche de Estocolmo
camina un gran filósofo.
Es un francés débil y melancólico
que intenta asomarse
por encima de su tiempo.
Lee poco, duerme mucho
y en sus largos ratos
de soledad y duda
sólo se siente seguro
en su pensamiento.
Esta noche será la última
en que interrogue a la luna
por su misterio.
Ésta será la última vez
en que se encarame
sobre el borde la noche,
con gran esfuerzo,
para anticipar
nuestro pensamiento.
Aunque no lo ha visto,
el virus ya está dentro
y en pocos días acabará
con su enfermizo cuerpo.

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