domingo, 2 de enero de 2011

Llueve

Llueve.
Y la lluvia crea cauces nuevos,
disuelve caminos viejos
entre las montañas que conforman
este valle en el que un día nos encontramos.
El río, inconsumible, se desborda.
Ya nadie sabe dónde se encuentra.
Sé a ciencia cierta, que algún día
(probablemente tú y yo ya no estaremos)
ya no habrá río, ni valle, ni montañas
y una masa informe de agua sepultará aquel cruce
en el que solo en la inmensidad de la noche,
temeroso, lleno de esperanzas,
te esperaba.